sábado, 26 de diciembre de 2009

Saludo y Mensaje Navideño


La Responsabilidad de un Hombre

Navidad del 2009.

En las cercanías de la Navidad siempre solemos escribir algunas líneas que puedan ayudar a las almas para ser mejores. Terminando este año comienzan a oírse las frases acostumbradas, los cumplimientos navideños, los deseos de paz, de bonanza, de bienestar.

¿Cuáles serían nuestros deseos? ¿Cuáles nuestros augurios?

Señor, Usted que nos ve, nos lee o nos escucha, vea que hermosa que es o puede ser la vida. Aunque a nosotros nos diera un gran contento que a Usted le fuera bien, que estuviera en paz con los demás, que todo fuera dicha en su vida, nosotros no pretendemos decirle esto en cercanías de la Navidad.
Señor, vea Usted que la Vida tiene cosas hermosas pero que también se nos va de entre las manos.

- ¡Usted es un pesimista!

No Señor, nunca lo fuimos. Viviríamos 100 veces la vida que nos tocó vivir con sus alegrías y sus penas. Lo que queremos es que Usted piense y reflexione no para que sufra sinó para que sea más dichoso. Un día será necesario dejar la imagen pasajera de esta vida para dar cuenta de lo vivido.
- ¡Eso es para los que creen en Dios o se ilusionan con otra vida!

No Señor, es para todos no sólo para los creyentes, Dios no deja de ser porque muchos hombres lo nieguen. Todo hombre sabe que está mal ser malo; en el fondo de su ser cada quien sabe lo que estuvo bien y lo que nó de sus actos ya vividos. Todos saben que no fue vano hacer el bien, tender la mano, dar al que no tenía, consolar, ayudar aún al malo en desgracia.
Cuando una madre ve sueltos a los asesinos de su hijo inocente al que le envidiaron la novia, las cosas o la dicha ¿No es justo que sienta ella que alguien alguna vez juzgará?
Los hombres pasan la vida viviéndola como quieren, unos sienten que está mal ser malo, ser injusto, engañar y tener interés solamente por sí mismo. Otros viven sólo para sí y en la indiferencia de todos los demás. Hay otros a quienes nada les importa, ni la vida ni la muerte ajena, ni explotar niños o mujeres, ni llenar sus bolsillos a costa del vicio ajeno, no les importa ver morir de droga o de alcohol a los que hace un rato se los compraron a ellos.
Todos tenemos ciertas certezas aunque la comodidad la haga negar a algunos. No puede ser que tanto fraude, tanta mentira, tanto engaño o tanta maldad valgan lo mismo que ser bueno, que ser honrado.
Al dueño del casino y del garito, del hotelucho, de la bailanta que divierte envileciendo le es fácil justificarse ante nosotros ¿Lo será también delante de Dios?

Usted dirá: - Ya lo metieron a Dios.

No Señor, no lo metimos, ya estaba y antes que nosotros fuéramos.
Es fácil decir y hacer creer que todo se hizo solo, que un reventón original pudo lo que ninguna explosión pudo ni podrá; que los monos son como nosotros aunque siempre sean igual de brutos e ignorantes, aunque sean incapaces de apreciar o de crear cosas bellas. El puerco se come la flor más hermosa y aún la paloma más delicada ensucia los monumentos más grandiosos de la humanidad.
No es el hombre ni semejante a nada de este mundo, ni tan intrascendente que todo se le acabe con esta vida pasajera. Todos queremos perdurar, todos lo ansiamos aunque sepamos que aquí no podemos. Todos sabemos que alguien fue testigo de todo cuanto hicimos, que lo bueno de quien sea merece premio y castigo lo malo.

Volvamos a los augurios. ¿Qué es lo que nosotros auguramos a los hombres?

Que recuerde cada quien que la responsabilidad llama a nuestra puerta y más fuerte con el paso de los años.

El poeta supo decir “Vida, nada te debo.
Vida, estamos en paz”.

¿Podrán decirlo todos? ¿Será cierto en el fondo de las almas? ¿Dirá Dios lo mismo que Yo?

Navidad no es un regalo pobre o rico, no es una comida mejor. La Navidad es nacimiento de Alguien que murió en una Cruz. Nadie inocente muere en Cruz por una gran justicia, nadie muere justamente por decir la verdad, por enseñar una moral esforzada, por decir a los hombres “dad a Dios lo que es de Dios”.

Estémonos solos un rato, aquietemos al alma y puestos así delante de Dios pensemos un instante qué piensa Él de nosotros y qué espera, qué quisiera de nosotros. Siempre es tiempo de volvernos a Dios; ¡Feliz Navidad!

+ Mons. Andrés Morello
Patagonia Argentina

sábado, 12 de diciembre de 2009

12 de Diciembre

NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
PATRONA Y EMPERATRIZ DE AMÉRICA

Eres la más hermosa de todas las mujeres;pura, santa, divina, toda llena de rosas.Perfumas días, tardes, noches y amaneceresy en paz guardas mi vida sobre todas las cosas.
Madre que en los eriales haces brotar las florespor tu querer sublime y el poder celestial,¡no dejes que Dios vea los pálidos coloresque denotan mi alma cuando me roza el mal!
Te venero. Dichosas las fúlgidas estrellasque iluminan el cielo de tu sencillo manto.¡Si yo pudiera un día brillar como una de ellaspara alumbrar tu imagen con celo sacrosanto!
Bendito sea el ángel que sostiene la lunasobre la que reposan tus delicados pies.Un rayo de tu cuerpo debió alumbrar mi cunaporque te siento madre dondequiera que estés.
Virgen de Guadalupe, a tus plantas me postrohumilde, suplicando tu santa intercesión.¡Cuánto me gustaría ver grabado mi rostrosobre la blanca tilma de tu gran corazón!
Jorge Antonio Doré

Virgen de Guadalupe, Patrona Celestial de toda América


MILAGROS A TENER EN CUENTA, SEGÚN LOS CIENTÍFICOS

El primer milagro del manto de la Virgen la misma lo hace el mismo día 12 de Diciembre de 1531 cuando las flores que estaban en le manto que Juan Diego no las podía ocultar al ir a la presencia del obispo y que por eso lo habían de molestar, empujar o aporrear, descubrieron un poco que eran flores; y al ver que todas eran diferentes flores de Castilla sacadas del monte del Tepeyac en pleno invierno que no crecían ni una flor, se asombraron mucho por ello y al querer tomar las mismas desaparecían de las manos de quienes querían arrebatárselas a Juan Diego.-
Al desenvolver el manto delante del obispo se dibujó en él la Imagen de la Siempre Virgen María la Madre del Verdadero Dios (como le había anunciado a Juan Diego, confirmando de esta forma lo que los católicos creen que la Virgen fue Virgen antes, durante, y después del parto) y que hasta hoy se conserva y el obispo y todos los que estaban se arrodillaron y la veneraron.-
El día 26 de Diciembre de 1531 cuando iban en procesión al monte del Tepeyac en la misma iban muchos indios festejando como eran la costumbre de los indios chichimecas jugando con los arcos y las flechas y danzando los que iban a pie y desde una canoa a uno de ellos se le disparó una flecha con tan mala suerte que atravesó la garganta de un indio que iba caminado acompañando el manto.- El mismo murió en el acto en que la flecha le atravesó la yugular.- Luego de haberle extraído la flecha delante mismo del manto el indio revivió sólo le quedo la cicatriz hasta el día en que murió.-
A raíz de ello 9.000.000 de indios se convirtieron al cristianismo.-
En el año 1751 fue analizado por Miguel Cabrera junto con José Ibarra y comprobaban que en la Imagen no hay rastros mirando por atrás y por delante era visible la pintura pero no había rastros de pinceladas.-
En el año 1791 en el lado derecho superior cae ácido muriático en proporción de un 50% de ácido nítrico y 50% de ácido clorhídrico haciendo un agujero de cerca de 10 centímetros de diámetro.- En 30 días se reconstituyó solo sin que nadie hubiera hecho algo para remendarlo, cocerlo o entretejerlo.- Hoy en día sólo queda el rastro de la mancha y sólo con instrumental preciso se puede rastrear aún restos de ácido muriático en la Tilma.-
En el siglo XVIII se hizo una réplica lo más parecida al original y se pudo comprobar que el poncho confeccionado con las mismas fibras de maguey se hizo polvo en sólo 15 años.- La conservación en sí mismo de 468 años es un verdadero fenómeno inexplicable, mide 1,65 de largo por 1,20 de ancho.-
El día 14/11/1921 el pedrero Luciano Pérez un español anarquista depositó un arreglo de flores al lado de la Tilma de Juan Diego y en ellas tenía una carga de dinamita que destruyó todo alrededor, mas la Tilma no sufrió absolutamente nada.-
En 1929 el fotógrafo Alfonso Marcué González descubre una figura humana en el ojo derecho de la Virgen.-
En el año 1936 el Obispo de México hace analizar tres fibras del manto con el que posteriormente sería premio Nobel de Química del año 1938 y 1949 el Dr. Richard Khun de origen judío y descubrió que la pintura de las mismas no tenía ningún origen vegetal ni mineral ni animal ni ningún otro elemento de los 111 conocidos, por lo que dedujo que la pintura no es de origen humano.-
En el año 1956 el oftalmólogo Dr. Torruela Bueno descubre que al acercarse al ojo para realizarle un fondo de ojo la pupila se cierra y al apartar la luz se dilata nuevamente como si fuera un ojo humano.-
En julio de 1956 el Dr. Lavoignet después de 8 meses de trabajos descubre el fenómeno óptico de la " triple imagen de Purkinge-Samson" que es el fenómeno óptico que en el ojo humano se forma las tres refracciones del objeto visto.-
Al acercar el lente para hacer un fondo de ojo observaron que con la luz la pupila se contraía y al retirarla se dilataba nuevamente.-
En febrero de 1979 el Dr. José Aste Tonsmann Jefe del Centro Científico de la IBM de la capital de México le lleva dos años de trabajo intensivo y va a descubrir lo que hasta ahora ha sido uno de los fenómenos inexplicables más grande de todos los tiempos. Por computadora la imagen de la pupila del ojo derecho e izquierdo agranda la misma en forma digitalizada y descubre doce persona que están viendo la Imagen de la Virgen de Guadalupe.-
Pero allí no termina la sorpresa ya que al agrandar la pupila del Obispo Juan de Zumarraga otras mil veces más o sea 1 milímetro de la imagen se agranda primero 2500 veces y luego la pupila del obispo 1000 veces más y allí aparece nuevamente la imagen del indio Juan Diego mostrando la Tilma con la Imagen de la virgen de Guadalupe.- O sea que en el tamaño de un cuarto de micrón que es la ¼ parte de un millonésimo de milímetro, esto hizo que el doctor Aste Tonsmann no durmiera por varios días maravillado de algo tan increíble.-
El 7 de mayo de 1979 los científicos Jody Brand Smith profesor de estética y de filosofía en el Pensacola College y Phillip Serna Callahan biofísico de la Universidad de Florida y especialistas en pintura y miembros de la N.A.S.A. No encontraron pintura en el original de la Imagen. Pueban que no es fotografía pues no ha impresionado al tejido.-
También descubren que la tilma conserva sin ninguna explicación la temperatura del cuerpo humano de alrededor de 36,6 a 37º grados cuando se le toma la temperatura.-
El 22 de diciembre de 1981 el padre Mario Rojas descubre en el Observatorio Laplace de la ciudad de México que las estrellas del manto corresponden al Solsticio de invierno del día 12 de diciembre de 1531 que pasó por México a las 10.26 de la mañana o sea que a esa hora Juan Diego desplegó el poncho y en esa hora de ese día los astrónomos han comprobado tal acontecimiento.-
Fueron pintados dos ángeles al costado en la mitad de la imagen fuera de los rayos y a los 30 días desaparecieron y hoy en día con aparatos muy especiales y sofisticados se pueden encontrar rastros de la pintura.-
También una corona arriba de la cabeza fue pintada y la misma ha desaparecido.-
El ángel de la parte inferior según el padre Rojas fue agregado en el siglo XVIII y se va borrando con el tiempo.-
La pintura agregada por el hombre al manto, el ángel de la parte inferior el oro a los rayos y plata al lazo de armiño y la serpiente debajo de los pies de la virgen se están cayendo y aparecen los colores originales gravado el día 12/12/1531, con más esplendor. -
Al acercarse al ver la tela a menos de 10 centímetros no se ve nada mas que las fibras del manto y los colores no.-
Los científicos de la N.A.S.A. descubren que al pasar un rayo láser por la tela colocándola de costado el mismo pasa sin tocar la pintura ni la tela y comprueban que la pintura está suspendida en el aire por tres décimas de milímetros o sea que la misma no está pegada en el manto sino tan sola suspendida en el aire.-
También el ginecólogo al colocar el estetoscopio debajo de la cinta de armiño donde se ve que la Virgen se encuentra en cinta se da cuenta que siente ruidos de latidos rítmicos y los cuenta y se lleva la sorpresa de que son de 115 a 120 pulsos en un minuto que vienen a ser los latidos del corazón del niño Jesús y corresponden dicha cantidad a los de un feto real.-

martes, 8 de diciembre de 2009

Inmaculada Concepción de María

Dignare me laudare te Virgo Sacrata!


TODA HERMOSA ERES
Canta de ella el libro de los Cantares: Jardín cercado, fuente sellada, tus dotes son un paraíso. "Verdaderamente, ella es un vergel delicioso, en el que florecen toda clase de flores y exhalan su perfume todas las virtudes; y tan bien cercado, que por ningún astuto ardid ha sido o podrá ser violado. Una fuente sellada con el sello de la Santísima Trinidad" (San Jerónimo: quinta lección de maitines).
1. Celebramos hoy el misterio de nuestra fe de la Inmaclada Concepción de María, que fue su primera prerrogativa en el orden temporal y el fundamente de su perfecta impecabilidad y santidad. Con la Iglesia cantamos hoy a la Esposa del Espíritu Santo: "Toda hermosa eres y no hay mancha alguna en ti". ( ... ) A ella se aplican con toda justiza y realidad las palabras de San Pablo: "muerta al pecado, viviente para Dios en Cristo Jesús, Nuestro Señor" (Rom.6,11). Por el privilegio de la Inmaculada Concepción estuvo su alma en todo tiempo abierta de par en par a las operaciones de la gracia de Dios, sin encontrar trabas ni estorbos en su naturaleza y en su voluntad. ( ... ) Porque en nosotros encuentra muchas resistencias la gracia divina: el pecado original, los pecados personales, las huellas o secuelas de los mismos aún después de haber sido perdonados, el egoísmo solapado y tantos otros impedimentos que solamente en el purgatorio serán completamente removidos. ...
2. Este privilegio, al igual que todos los demás de la Santisima Virgen, va ordenado, en un plan subordinado, a su Maternidad Divina, es decir, para que ella sea la digna Madre del Hijo de Dios. Ésta es su corona en la que esplenden como piedras preciosas todas las gracias restantes. ... Gaudeamos omnes in Domino...
3.Porque Dios ha hecho a María el regalo de esos sublimes privilegios en atención a nosotros. Por eso a la admiración se ha de agregar la gratitud. En el mismo grado en que Jesús se ha hecho hombre por nosotros, se ha constituído su Madre por madre nuestra. Ella, que es Madre según la carne, de la Cabeza, lo es, según el espíritu, de todos sus miembros. "Quien me encuentra, halla la vida y la salvación ante el Señor" (Prov. 8,35; Epistola). Una madre es madre primordialmente para transmitir la vida. La gracia es la vida del alma. Las gracias de Jesús pasan por las manos de María. ¿Hay acaso cosa "más natural" que nosotros queramos ser sus hijos y le reconozcamos com,o Madre nuestra llenos de gozo y confianza? Por eso nos consagramos a ella y queremos practicar esa dedicación de nuestra parte a María. ...
Virgen poderosa, fiel y clemente, rogad por vuestros hijos.
Tomado del libro de meditaciones para todos los días del año litúrgico: "VIDA ESPIRITUAL. Sugerencias bíblico-litúrgicas para todos los días del año" del RP W. Grosow. Holanda, 1956.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

CONVOCATORIA

Éste jueves habrá una segunda reunión en el Congreso para tratar el inicuo tema del “matrimonio” homosexual modificando el Código Civil Nacional. Tamaña aberración en contra de la ley natural y, en definitiva, en contra de Dios, no puede legalizarse como si fuese algo “normal”. Lamentablemente el “positivismo jurídico” –medio “filosófico” por el cual se justifica la legalización de las atrocidades más disparatadas e injustas- ha ganado la batalla en casi todas las personas que se dedican a legislar.

La convocatoria consiste en lo siguiente:

Muchos católicos, de diferentes agrupaciones, van y se presentan dónde se discutirán estos temas, algunos llevando pancartas, otros mostrándose contentos cuándo se defienden los derechos naturales y mostrándose descontentos cuándo la contranatura parece estar ganando. Hasta ahora, la batalla está en pié, los católicos han estado presentes y no pueden dejar de estarlo. Mientras más seamos en el testimonio, más efectiva será la reacción deseada. La medida que se planea tomar es sencillamente nefasta y no podemos quedarrnos sentado viendo como nuestra Patria y nuestras familias son destruidas sistemáticamente mediante la aprobación de estas aberraciones.

Es tiempo de actuar. Intentemos asistir. ES TIEMPO DE ACTUAR, ¡háganlo! ¡Debemos hacerlo! El futuro de nuestras familias está en riesgo. La Patria nos necesita, hoy más que nunca. Dios no quiere que desfallezcamos en el combate y éstas son oportunidades que la Providencia nos va poniendo en el camino. El padre Leonardo Castellani decía que Dios no nos pedirá las victorias realizadas, sino que nos pedirá ver las cicatrices que nos hemos merecido. No nos pedirá cuentas de si hemos ganado en la Tierra, sino que si hemos luchado por Él.

La convocatoria es para éste jueves 5 de Noviembre
En el Congreso: Av. Rivadavia 1851 piso 2, sala 1, a las 10.30hs.

Se ruega difundir

DESPERTAR, VIENE NUEVO ATAQUE A LA FAMILIA


Corporación de Abogados Católicos manifiesta...

Buenos Aires, 2 noviembre de 2009.-

Ante la existencia de dos proyectos de ley ingresados a la Cámara de Diputados de la Nación por los cuales se pretende legislar sobre el matrimonio homosexual, la Corporación de Abogados Católicos manifiesta al respecto que el requisito que exige nuestra ley civil de acuerdo al cual el matrimonio debe ser celebrado entre un hombre y una mujer, no puede ser modificado por legislador alguno, puesto que el matrimonio es una institución del orden natural –que existe grabada en la mente y en el corazón de los hombres-, o sea, que es propia de la naturaleza humana, basada en la naturaleza sexuada del hombre, que está encauzada a la fecundación, y la diferenciación sexual a la complementariedad, encontrándose la misma orientada al servicio de la intercomunicación interpersonal, y de esa manera, a la perfección de los integrantes de la pareja. La misma naturaleza impele a que se establezca cierta sociedad entre el varón y la mujer, y en eso consiste el matrimonio, existiendo una abismal diferencia con la unión de dos personas del mismo sexo, en que queda excluida la generación en forma natural. Quizás no esté de más señalar que el hecho de no admitirse el casamiento de dos personas del mismo sexo no constituye una discriminación injusta, no debiéndose olvidar que la discriminación no es cuestionable en sí misma, sino cuando se trata en forma desigual dos situaciones esencialmente iguales, no obstante no existir entre ellas diferencias cualitativas que justifiquen la aplicación de una solución distinta. Resulta sin duda erróneo calificar de injusta discriminación el hecho de no admitirse la celebración del matrimonio entre dos personas de igual sexo, pues en tal caso la discriminación tiene fundamento y se justifica, dada la esencial disparidad existente entre ese supuesto y el de la pareja heterosexual. Por otra parte, en el caso tampoco se violó la garantía de igualdad ante la ley -que implica gozar de iguales derechos en las mismas circunstancias-, ya que no se puede afirmar que sean iguales las circunstancias de las parejas heterosexuales unidas en matrimonio, uno de cuyos fines naturales es la procreación, y quienes, por ser del mismo sexo, no pueden procrear. Otorgarles a estas últimas el derecho a contraer matrimonio constituiría en buena parte un contrasentido básico, además de un desperfilamiento de la institución matrimonial, que a la sociedad no le interesa promover.
Guillermina Martinez Casado de Fuschini Secretaria
Eduardo A. Bieule Presidente

VARON Y MUJER LOS CREO

CARTA ENCÍCLICA CASTI CONNUBII DEL PAPA PÍO XI
SOBRE EL MATRIMONIO CRISTIANO

"5. Comenzando ahora a exponer, Venerables Hermanos, cuáles y cuán grandes sean los bienes concedidos por Dios al verdadero matrimonio, se Nos ocurren las palabras de aquel preclarísimo Doctor de la Iglesia a quien recientemente ensalzamos en Nuestra encíclica Ad salutem, dada con ocasión del XV centenario de su muerte. Estos, dice San Agustín, son los bienes por los cuales son buenas las nupcias: prole, fidelidad, sacramento. De qué modo estos tres capítulos contengan con razón un síntesis fecunda de toda la doctrina del matrimonio cristiano, lo declara expresamente el mismo santo Doctor, cuando dice: "En la fidelidad se atiende a que, fuera del vínculo conyugal, no se unan con otro o con otra; en la prole, a que ésta se reciba con amor, se críe con benignidad y se eduque religiosamente; en el sacramento, a que el matrimonio no se disuelva, y a que el repudiado o repudiada no se una a otro ni aun por razón de la prole. Esta es la ley del matrimonio: no sólo ennoblece la fecundidad de la naturaleza, sino que reprime la perversidad de la incontinencia[12].
6. La prole, por lo tanto, ocupa el primer lugar entre los bienes del matrimonio. Y por cierto que el mismo Creador del linaje humano, que quiso benignamente valerse de los hombres como de cooperadores en la propagación de la vida, lo enseñó así cuando, al instituir el matrimonio en el paraíso, dijo a nuestros primeros padres, y por ellos a todos los futuros cónyuges: Creced y multiplicaos y llenad la tierra.
Lo cual también bellamente deduce San Agustín de las palabras del apóstol San Pablo a Timoteo, cuando dice:

«Que se celebre el matrimonio con el fin de engendrar, lo testifica así el Apóstol: "Quiero —dice— que los jóvenes se casen". Y como se le preguntara: "¿Con qué fin?, añade en seguida: Para que procreen hijos, para que sean madres de familia.
Cuán grande sea este beneficio de Dios y bien del matrimonio se deduce de la dignidad y altísimo fin del hombre. Porque el hombre, en virtud de la preeminencia de su naturaleza racional, supera a todas las restantes criaturas visibles. Dios, además, quiere que sean engendrados los hombres no solamente para que vivan y llenen la tierra, sino muy principalmente para que sean adoradores suyos, le conozcan y le amen, y finalmente le gocen para siempre en el cielo; fin que, por la admirable elevación del hombre, hecha por Dios al orden sobrenatural, supera a cuanto el ojo vio y el oído oyó y pudo entrar en el corazón del hombre. De donde fácilmente aparece cuán grande don de la divina bondad y cuán egregio fruto del matrimonio sean los hijos, que vienen a este mundo por la virtud omnipotente de Dios, con la cooperación de los esposos."

lunes, 26 de octubre de 2009

Cristo Rey

Y si ahora mandamos que Cristo Rey sea honrado por todos los católicos del mundo, con ello proveeremos también a las necesidades de los tiempos presentes, y pondremos un remedio eficacísimo a la peste que hoy infecciona a la humana sociedad. Juzgamos peste de nuestros tiempos al llamado laicismo con sus errores y abominables intentos; y vosotros sabéis, Venerables Hermanos, que tal impiedad no maduró en un solo día, sino que se incubaba desde mucho antes en las entrañas de la sociedad. Se comenzó por negar el imperio de Cristo sobre todas las gentes; se negó a la Iglesia el derecho, fundado en el derecho del mismo Cristo, de enseñar al género humano, esto es, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad. Después, poco a poco, la Religión Cristiana fue igualada con las demás religiones falsas, y rebajada indecorosamente al nivel de éstas. Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: Hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la Religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos. No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios.
La discordia y el desenfreno piden su introducción
Los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las naciones ha producido con tanta frecuencia y durante tanto tiempo, los hemos lamentado ya en Nuestra Encíclica Ubi arcano, y los volvemos hoy a lamentar, al ver el germen de la discordia sembrado por todas partes; encendidos entre los pueblos los odios y rivalidades que tanto retardan, todavía, el restablecimiento de la paz; las codicias desenfrenadas, que con frecuencia se esconden bajo las apariencias del bien público y del amor patrio; y, brotando de todo esto, las discordias civiles, junto con un ciego y desatado egoísmo, sólo atento a sus particulares provechos y comodidades y midiéndolo todo por ellas; destruida de raíz la paz doméstica por el olvido y la relajación de los deberes familiares; rota la unión y la estabilidad de las familias; y, en fin, sacudida y empujada a la muerte la humana sociedad.
19. La celebración de la fiesta debe hacer imposible la apatía de los buenos
Nos anima, sin embargo, la dulce esperanza de que la fiesta anual de Cristo Rey, que se celebrará en seguida, impulse felizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimo Salvador. Preparar y acelerar esta vuelta con la acción y con la obra, sería ciertamente deber de los católicos; pero muchos de ellos parece que no tienen en la llamada convivencia social ni el puesto ni la autoridad que es indigno les falten a los que llevan delante de sí la antorcha de la verdad. Estas desventajas quizá procedan de la apatía y timidez de los buenos, que se abstienen de luchar o resisten débilmente; con lo cual es fuerza que los adversarios de la Iglesia cobren mayor temeridad y audacia. Pero si los fieles todos comprenden que deben militar con infatigable esfuerzo bajo la bandera de Cristo Rey, entonces, inflamándose en el fuego del apostolado, se dedicarán a llevar a Dios de nuevo los rebeldes e ignorantes, y trabajarán animosos por mantener incólumes los derechos del Señor.
La fiesta de Cristo Rey es remedio contra el silencio vergonzoso
Además, para condenar y reparar de alguna manera esta pública apostasía, producida, con tanto daño de la sociedad, por el laicismo, ¿no parece que debe ayudar grandemente la celebración anual de la fiesta de Cristo Rey entre todas las gentes? En verdad: cuanto más se oprime con indigno silencio el nombre suavísimo de Nuestro Redentor, en las reuniones internacionales y en los Parlamentos, tanto más alto hay que gritarlo, y con mayor publicidad hay que afirmar los derechos de su real dignidad y potestad.


Quas Primas, 11 de diciembre de 1925, año cuarto de Nuestro Pontificado.
Pio XI

CONSAGRACION DEL GENERO HUMANO AL SAGRADO CORAZON DE JESUS
Ordenada por S. S. Pío XI para el día de Cristo Rey
(último Domingo de Octubre) compuesta por S.S. León XIII
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos humildemente postrados delante de vuestro altar; vuestros somos y vuestros queremos ser y a fin de poder vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.
Muchos, por desgracia, jamás os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. Oh Jesús benignísimo, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Sacratísimo.
Oh Señor, sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos: devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve, se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor. Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino.
Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto: descienda también sobre ellos como bautismo de redención y de vida, la sangre que un día contra sí reclamaron. Conceded, oh Señor, incolumidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no suene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón Divino, causa de nuestra salud, a Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos! Amén.

jueves, 22 de octubre de 2009

Cisma Anglicano

Con la noticias sobre la aceptación de los anglicanos a la comunión con el Vaticano, queremos hacer una reseña para que se tenga una noción clara de lo que esto significa, se trata de abrir toda puerta aún a costa de la misma Fe.

La Iglesia de Inglaterra surgió en 1531 tras el cisma provocado por la disputa entre el rey Enrique VIII con Roma a raíz de su divorcio de Catalina de Aragón, su primera esposa e hija de los Reyes Católicos de España. En 1531 el rey se hizo reconocer jefe de la Iglesia de Inglaterra mediante la promulgación de la denominada Acta Suprema que consagraba la separación de la Iglesia Anglicana de la obediencia del Papa.
Enrique VIII de Inglaterra (1491-1547), en un principio lucho y rechazó las desviaciones de Lutero e hizo incluso un tratado sobre los siete sacramentos. En el interior de su pais, gobernó inicialmente consultando la Cámara de los Comunes y apoyó las artes. Así mismo, modernizó y transformó las estructuras feudales del reino y centralizó el poder en sus manos. Se anexionó Irlanda, de la cual se hizo coronar rey en 1541, unificó los territorios bajo su dominio y asimiló a Inglaterra el país de Gales; por último, ocupó Escocia, a cuyas tropas derrotó en la batalla de Flodden (1513) y en la campaña de Solway Moss (1542). La preocupación (o pasión?) por asegurar su sucesión lo llevaron a eliminar a los posibles pretendientes al trono y a buscar un descendiente varón, dado que de los seis hijos que le había dado Catalina sólo había sobrevivido María Tudor. Con este propósito, e influido por su pasión por Ana Bolena, solicitó el divorcio. Sin embargo, su esposa Catalina no quiso concedérselo y el Papa, no lo autorizó. Enrique VIII se revolvió entonces contra Roma y en 1533 rompió con el Vaticano. Mientras tanto, el Parlamento aceptó el divorcio y su matrimonio con Ana Bolena. Al año siguiente, el Acta de Supremacía consagró la escisión de la Iglesia Anglicana de la obediencia de Roma. En el año 1534 era nombrado jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra el mismo rey Enrique VIII. La ruptura supuso la disolución de las órdenes religiosas, la confiscación de los bienes eclesiásticos y la represión de los católicos, entre cuyas víctimas figuraron Tomás Moro y John Fisher. La situación, que había provocado la caída de Wolsey, llevó al monarca a aproximarse a Cromwell y Cramer, favorables a las tendencias protestantes. Tres años después de su matrimonio con Ana Bolena, ordenó su ejecución, acusada de infidelidad, y la sustituyó por Juana Seymour, que murió dejándole un hijo, el futuro Eduardo VI. A ella siguieron Ana de Clèves, a quien repudió en 1540, el mismo año de su matrimonio con ella, Catalina Howard, a la que hizo ejecutar, acusándola de infidelidad, tras divorciarse de ella, y Catalina Parr, quien le sobrevivió e influyó en su política de mayor tolerancia religiosa al final de su vida. Enrique VIII impulsó el desarrollo de la flota que haría de Inglaterra una potencia marítima, el comercio y la industria, merced a los ingresos que obtuvo procedentes de la venta de los bienes eclesiásticos secularizados. Su política económica no favoreció la producción agrícola ni al campesinado, sobre el cual recayeron pesadas cargas fiscales, al tiempo que la propiedad era afectada por el cercado de los campos. Los desequilibrios estructurales de la economía producidos durante su reinado no tardaron en afectar al sistema financiero, de lo que derivó una crisis que se prolongó en tiempos de sus sucesores.
Durante los siglos XVII y XVIII se difundió el Anglicanismo fuera de Inglaterra a favor de la expansión Maritimo-colonial. En el siglo XVIII , y del Anglicanismo nacen los Metodistas, inspirados en Wesley. En el siglo XIX y dirigidos por Nexman y como otra nueva escisión del Anglicanismo, surge el movimiento de Oxford. Tengamos por último en cuenta que no solo han surgido diferentes movimientos del Anglicanismo, sino que incluso dentro de esa misma Iglesia existe tendencias muy claras por la diversidad doctrinal: vemos en ella los "High Church" (Anglo-católicos); Los "Low Church (Evangélica); y los Modernistas. Por ello esta Iglesia Anglicana desde su invención se ha declarado a la vez católica, a la vez protestante y reformada.
Algunas Sectas anglicanas:.
-Metodistas.
-Ejercito de Salvación.
-Presbiterianos.
-Darbystas.
Invalidez de las Ordenes Anglicanas
Desde los tiempos de la Reforma era costumbre ordenar «absolutamente» a los sacerdotes anglicanos que se reconciliaban con Roma y deseaban participar en el sacerdocio. A finales del siglo XIX, sin embargo, se cuestionó la invalidez de dichas órdenes sin ningún otro rito sacramental. Se planteó la cuestión de si los anglicanos convertidos no podrían por lo menos ser ordenados «bajo condición», ya que cuando menos existía la duda de si sus órdenes eran válidas o no.
El papa consultó las opiniones de los teólogos y nombró una comisión para examinar el asunto: aunque algunos de sus miembros aceptaban la validez de estas órdenes, o por lo menos les parecía dudosa, la mayoría se pronunció a favor de su nulidad
Tras una reunión del Santo Oficio, el 16 de julio de 1896, que votó unánimemente en contra de la validez, el papa León XIII publicó la bula Apostolicae curae (13 septiembre 1896) condenando las órdenes anglicanas. La bula dejaba en claro la ruptura de la sucesión apostólica dentro de la Iglesia de Inglaterra, tomando como base dos temas: el defecto de forma y el defecto de intención; agregando el tiempo que transcurrió para que los mismos anglicanos intentasen corregir ese defecto, por lo menos un siglo. Se consideraba que el Ordinal del rey Eduardo VI de 1552 no transmitía el sentido sacramental del sacerdocio, ya que las palabras esenciales (la «forma») no expresaban el sentido de las órdenes: en el caso de los sacerdotes, el poder para ofrecer el sacrificio eucarístico; y en el caso de los obispos, la plenitud del sacerdocio, el grado más alto del sagrado ministerio. El segundo defecto residía en el hecho de que los consagrantes de Matthew Parker en 1559 no tenían la intención de «hacer lo que hace la Iglesia». Según el papa, «el carácter innato y el espíritu del Ordinal» muestran que no había tal intención y, además, los que lo usaban no podían haber tenido esta intención.

APOSTOLICAE CURAE
(FRAGMENTO) http://ar.geocities.com/magisterio_iglesia/leon_13/apostolicae_curae.html
Copiamos este fragmento de la encíclica del Papa León XIII para no dejar dudas acerca de la cuestión de la invalidez de las ordenaciones y consagraciones anglicanas.

LEÓN XIII

Sobre las ordenaciones anglicanas13 de septiembre de 1896“En el rito de realizar y administrar cualquier sacramento, con razón se distingue entre la parte ceremonial y la parte esencial, que suele llamarse materia y forma. Y todos saben que los sacramentos de la nueva Ley, como signos que son sensibles y que producen la gracia invisible, deben lo mismo significar la gracia que producen, que producir la que significan [v. 695 y 849]. Esta significación, si bien debe darse en todo el rito esencial, es decir, en la materia y la forma, pertenece, sin embargo, principalmente a la forma, como quiera que la materia es por sí misma parte no determinada, que es determinada por aquélla. Y esto aparece más manifiesto en el sacramento del orden, cuya materia de conferirlo, en cuanto aquí hay que considerarla, es la imposición de las manos, la que ciertamente por sí misma nada determinado significa y lo mismo se usa para ciertos órdenes que para la confirmación. Ahora bien, las palabras que hasta época reciente han sido corrientemente tenidas por los anglicanos como forma propia de la ordenación presbiteral, a saber: Recibe el Espíritu Santo, en manera alguna significan definidamente el orden del sacerdocio o su gracia o potestad, que principalmente es la potestad de consagrar y ofrecer el verdadero cuerpo y sangre del Señor en aquel sacrificio, que no es mera conmemoración del sacrificio cumplido en la cruz [v. 950]. Semejante forma se aumentó después con las palabras: para el oficio y obra del presbítero; pero esto más bien convence que los anglicanos mismos vieron que aquella primera forma era defectuosa e impropia. Mas esa misma añadidura, si acaso hubiera podido dar a la forma su legítima significación, fue introducida demasiado tarde, pasado ya un siglo después de aceptarse el Ordinal Eduardiano, cuando, consiguientemente, extinguida la jerarquía, no había ya potestad alguna de ordenar.Lo mismo hay que decir de la ordenación episcopal. Porque a la fórmula: Recibe el Espíritu Santo, no sólo se añadieron más tarde las palabras: para el oficio y obra del obispo, sino que de ellas hay que juzgar, como en seguida diremos, de modo distinto que en el rito católico. Ni vale para nada invocar la oración de la prefación Omnipotens Deus, como quiera que también en ella se han cercenado las palabras que declaran el sumo sacerdocio. A la verdad, nada tiene que ver aquí averiguar si el episcopado es complemento del sacerdocio o un orden distinto de éste; o si conferido; como dicen, per saltum, es decir, a un hombre que no es sacerdote, produce su efecto o no. Pero de lo que no cabe duda es que él, por institución de Cristo, pertenece con absoluta verdad al sacramento del orden y es el sacerdocio de más alto grado, el que efectivamente tanto por voz de los Santos Padres, como por nuestra costumbre ritual, es llamado sumo sacerdote, suma del sagrado ministerio. De ahí resulta que, al ser totalmente arrojado del rito anglicano el sacramento del orden y el verdadero sacerdocio de Cristo, y, por tanto, en la consagración episcopal del mismo rito, no conferirse en modo alguno el sacerdocio, en modo alguno, igualmente, puede de verdad y de derecho conferirse el episcopado; tanto más cuanto que entre los primeros oficios del episcopado está el de ordenar ministros para la Santa Eucaristía y sacrificio…Con este íntimo defecto de forma está unida la falta de intención, que se requiere igualmente de necesidad para que haya sacramento… Así, pues, asintiendo de todo punto a todos los decretos de los Pontífices predecesores nuestros sobre esta misma materia, confirmándolos plenísimamente y como renovándolos por nuestra autoridad, por propia iniciativa y a ciencia cierta, pronunciamos y declaramos que las ordenaciones hechas en rito anglicano han sido y son absolutamente inválidas y totalmente nulas…”
Aunque en estos años las distancias entre el Vaticano y anglicanos se han acortado, las diferencias entre ambos credos radican sobre todo en el misterio de la Eucaristía, el orden sagrado y la autoridad de la Iglesia. Posteriormente se ha añadido la aceptación de la ordenación presbiteral y episcopal de mujeres, la admisión a la comunión eucarística de divorciados vueltos a casar y la legitimidad moral de los métodos anticonceptivos. Aunque las iglesias anglicanas a lo largo de su historia, no se han caracterizado por una inclinación a las discusiones acaloradas ni a las declaraciones sobre moral sexual (de hecho, su clero ha sido libre, en todas partes, desde el siglo XVI, para contraer matrimonio, mantenerse célibe o vivir en soltería), dos hechos históricos, en la primera década del siglo XXI, han disparado el debate sobre la relación entre homosexualidad y cristianismo: La autorización para la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo, por parte de la Diócesis de New Westminster, de la Iglesia Anglicana del Canadá, y la elección y consagración de Gene Robinson como Obispo de la Diócesis de New Hampshire, de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos, puesto que Robinson había declarado oficialmente su condición homosexual ante su diócesis, antes de ser electo.

Extractos de la última declaración del Vaticano:
“Con la preparación de una constitución apostólica, la Iglesia católica está respondiendo a las numerosas peticiones que han sido presentadas a la Santa Sede por parte de grupos de clérigos y fieles anglicanos en distintas partes del mundo que desean entrar en comunión visible plena.
En esta constitución apostólica el Santo Padre ha introducido una estructura canónica que provee para dicha reunión corporativa, a través de la institución de ordinariatos personales que permitirán a los antiguos anglicanos entrar en comunión plena con la Iglesia católica preservando elementos del distintivo patrimonio espiritual y litúrgico anglicano. De esta manera, la constitución apostólica busca balancear, por un lado, la preocupación por preservar el valioso patrimonio litúrgico y espiritual anglicano y, por otro lado, la preocupación de que estos grupos y su clero sean integrados en la Iglesia católica.
La provisión de esta nueva estructura está en línea con el compromiso del diálogo ecuménico, que continúa siendo una prioridad para la Iglesia católica, particularmente a través de los esfuerzos del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. "La iniciativa procede de diferentes grupos de anglicanos", continuó Levada. "Han declarado que comparten la fe católica común expresada en el Catecismo de la Iglesia Católica, y que aceptan el ministerio petrino como algo que Cristo quiso para la Iglesia. Para ellos, ha llegado el tiempo de expresar esta unidad implícita en la forma visible de la comunión plena".
Según el cardenal Levada: "El Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, espera que los clérigos y fieles anglicanos que deseen la unión con la Iglesia católica encuentren en esta estructura canónica la oportunidad de preservar aquellas tradiciones anglicanas que para ellos son preciosas
Más aún, las muchas tradiciones presentes en la Iglesia católica hoy tienen todas sus raíces en el principio articulado por san Pablo en su Carta a los Efesios: "Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo" (4, 5). Nuestra comunión es, así, fortalecida por esta legítima diversidad, y por eso estamos felices de que estos hombres y mujeres traigan con ellos sus contribuciones particulares a nuestra común vida de fe". Hasta aquí la declaración.
En ocasiones, han entrado también grupos de anglicanos, conservando una cierta estructura "corporativa". Esto ha sucedido, por ejemplo, en el caso de la diócesis anglicana de Amritsar en la India y de algunas parroquias en los Estados Unidos que, si bien mantienen una identidad anglicana, han entrado en la Iglesia católica en el marco de una "medida pastoral" adoptada por la Congregación para la Doctrina de la Fe y aprobada por Juan Pablo II en 1982. En estos casos, la Iglesia católica ha dispensado con frecuencia del requisito del celibato, admitiendo que los clérigos anglicanos casados que desean continuar el servicio ministerial como sacerdotes católicos sean ordenados en la Iglesia católica. (Fuente Zenit).

Cada uno puede sacar sus conclusiones, pues lo que vemos ahora realizarse ya se venía practicando desde 1982, con fundamento de “apostolado”, por Juan Pablo II. No hay nada nuevo bajo el sol, el Ecumenismo entreguista sigue triunfando en las políticas vaticanas, no es lo mismo estar unidos en un mismo pensamiento doctrinal y litúrgico que vivir juntos con distinto pensamiento sobre Dios y su Iglesia, además de inducir al error de recibir sacramentos de quienes no son sacerdotes. Quien quiera ver que vea.

martes, 29 de septiembre de 2009

SAN MIGUEL ARCANGEL Príncipe de la Milicia Celestial

Fiesta 29 de septiembre

En la lucha contra los poderes del mal, podemos dirigir ya desde ahora al Arcángel, la oración del exorcismo que León XIII insertó en el Ritual de la Iglesia Romana:
“Gloriosísimo Príncipe de la milicia celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha contra los principados, potestades, jefes de este mundo de tinieblas, y contra los espíritus malignos. Ven en auxilio de los hombres, que Dios hizo a imagen y semejanza suya y rescató a alto precio de la tiranía del demonio.
“La Santa Iglesia te venera como custodio y patrón; Dios te confió las almas de los rescatados para colocarlas en la felicidad del cielo. Pide al Dios de la paz que aplaste al diablo debajo de nuestros pies para quitarle el poder de retener a los hombres cautivos y hacer daño a la Iglesia. Ofrece nuestras oraciones en la presencia del Altísimo para que lleguen cuanto antes las misericordias del Señor y para que el dragón, la antigua serpiente que se llama diablo y satanás, sea precipitado y encadenado en el infierno, y no seduzca ya jamás a las naciones. Amén.”

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sed nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y Tú, ¡oh Príncipe de la Milicia Celestial!, arroja al infierno con el divino poder, a satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Sancte Michael Archangele, defende nos in praelio. Contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur. Tuque princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo divina virtute in infernum detrude. Amen.

martes, 15 de septiembre de 2009

Regina Martyrum

"El martirio de la Virgen ciertamente (que entre las estrellas de su diadema, si os acordáis, nombramos la duodécima) está expresado así en la profecía de Simeón como en la historia de la pasión del Señor. Está puesto éste, dice Simeón al párvulo jesús, como blanco, al que contradecirán, y a tu misima alma (decía a María) traspasará la espada. Verdaderamente, ¡oh madre bienaventurada!, traspasó tu alma la espada. Ni pudiera ella penetrar el cuerpo de tu hijo sin traspasarla. Y, ciertamente, después que expiró aquel tu Jesús (de todos, sin duda,pero especialmente tuyo) no tocó su alma la lanza cruel que abrió (no perdonándole aun muerto, a quien ya no podía dañar) su costado, pero traspasó seguramente la tuya. Su alma ya no estaba allí, pero la tuya, ciertamente, no se podía de allí arrancar. Tu alma, pues, traspasó la fuerza del dolor, para que no sin razón te prediquemos más que mártir, habiendo sido en ti mayor el afecto de compasión que pudiera ser el sentido de la pasión corporal.
¿Acaso no fue para ti más que espada aquella palabra que traspasaba en la realidad el alma que llegaba hasta la división del alma y del espíritu: Mujer, mira tu, hijo? .i Oh trueque! Te entregan a Juan en lugar de Jesús, el siervo en lugar del Señor, el discípulo en lugar del Maestro, el hijo del Zebedeo en lugar del Hijo de Dios, un hombre puro en lugar del Dios verdadero. ¿Cómo no traspasaría tu afectuosísima alma el oír esto, cuando quiebra nuestros pechos, aunque de piedra, aunque de hierro, sola la memoria de ello? No os admiréis, hermanos, de que sea llamada María mártir en el alma. Admírese el que no se acuerde haber oído a Pablo contar entre los mayores crímenes de los gentiles el haber vivido sin tener afecto. Lejos estuvo esto de las entrañas de María, lejos esté también de sus humildes siervos. Mas acaso dirá alguno: ¿Por ventura no supo anticipadamente que su Hijo había de morir? Sin duda alguna. ¿Por ventura no esperaba que luego había de resucitar? Con la mayor confianza. Y a pesar de esto, ¿se dolió de verle crucificado? Y en gran manera. Por lo demás, ¿quién eres tú, hermano, o qué sabiduría es la tuya, que admiras más a María compaciente que al Hijo de María paciente? El pudo morir en el cuerpo, ¿y María no pudo morir juntamente en el corazón? Realizó aquello una caridad superior a toda otra caridad; también hizo esto una caridad que después de aquélla no tuvo par ni semejante." San Bernardo, Sobre las doce prerrogativas de la Bienaventurada Virgen Maria.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Santísimo Nombre de Maria

Et Nomen Virginis Maria

"Y el nombre de la virgen era María. Digamos también, acerca de este nombre, que significa estrella de la mar, y se adapta a la Virgen Madre con la mayor proporción. Se compara María oportunísimamente a la estrella; porque, así como la estrella despide el rayo de su luz sin corrupción de sí misma, así, sin lesión suya dió a luz la Virgen a su Hijo. Ni el rayo disminuye a la estrella su claridad, ni el Hijo a la Virgen su integridad. Ella, pues, es aquella noble estrella nacida de Jacob, cuyos rayos iluminan todo el orbe. cuyo esplendor brilla en las alturas y penetra los abismos; y, alumbrando también a la tierra y calentando más bien los corazones que los cuerpos, fomenta las virtudes y consume los vicios. Esta misma, repito, es la esclarecida y singular estrella, elevada por necesarias causas sobre este mar grande , espacioso, brillando en méritos, ilustrando en ejemplos.



¡Oh!, quienquiera que seas y te sientas arrastrado por la impetuosa corriente de
este mundo, náufrago de la galerna y la tormenta, sin estribo en tierra firme,
no apartes tu vista del resplandor de esta estrella si no quieres ser oprimido
de las borrascas. Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en
los escollos de las tribulaciones, mira a la estrella. invoca a María. Si eres
agitado de las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si
de la emulación, mira a la estrella, invoca a María. Si la ira, o la avaricia, o
el deleite carnal impele violentamente la navecilla de tu alma, vuelve los ojos
a María. Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a
vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio,
comienzas a ser sumido en la sima sin suelo de la tristeza, en el abismo de la
desesperación, piensa en María. En los peligros, en las angustias, en las dudas,
piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de
tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de
los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si
la ruegas, no erras si en ella piensas. Si ella te tiene de su mano, no te
corromperás; si te protege, no temes; si Ella es tu guia, no te fatigarás; si
ella te ampara, llegarás felizmente al puerto; y así, en ti mismo experimentarás
con cuánta razón se dijo: Y el nombre de la virgen era María..." (San Bernardo, super missus est.")
Historia

Ocho días después del nacimiento de la Virgen, sus padres le impusieron el nombre de María. La liturgia, que ha fijado algunos días después de Navidad la fiesta del santo nombre de Jesús, ha querido instituir también la fiesta del santo nombre de María poco después de su Natividad. Celebrada primero en España, esta fiesta fué extendida a toda la Iglesia por el papa Inocencio XI, en 1683, para agradecer a María la victoria que acababa de ganar Juan Sobieski, rey de Polonia, contra los turcos, que asediaban a Viena y amenazaban a Occidente.

El nombre hebreo de María, en latín Domina, significa Señora o Soberana; y eso es ella en realidad por la autoridad misma de su Hijo, soberano Señor de todo el universo. Gocémonos en llamar a María Nuestra Señora, como llamamos a Nuestro Señor Jesucristo; pronunciar su nombre es afirmar su poder, implorar su ayuda y ponernos bajo su maternal protección.El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de esta Santa Madre, las necesidades de la Iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María.

sábado, 22 de agosto de 2009

El Temor de Servir



Desde el Pecado de Adán y Eva el temor de servir es una constante. Así como en las mediciones de la física o de la química se dan efectos constantes, sucede de manera similar en la conducta moral de los hombres. Digo conducta moral porque de eso se trata. Cuando los actos de un hombre no son automáticos, inconscientes o indeliberados, son entonces lo contrario, aquí son actos humanos, actos morales, actos buenos o malos, meritorios o nó, dignos de premio o de castigo.
Antes del Pecado Original el hombre no calculaba. Era feliz y dichoso haciendo la voluntad de Dios, por eso básicamente su paraíso era un paraíso de delicias, porque todo era bueno, bueno él y sus acciones, buenísimo Dios quien era Autor de toda esa bondad y que se complacía en el hombre a quien había creado.
El Pecado Original modificó esta honda disposición del alma del hombre y con ella la de todas las almas. Si el hombre antes era todo inocencia, con aquella falta primigenia generáronse en él las disposiciones contrarias, el ojo puro conoció la picardía, la curiosidad y la lascivia; el corazón recto concibió el doblez y el engaño; el valor ensayó sus primeras cobardías; el tesón, el esfuerzo, la virilidad y la reciedumbre claudicaron, a veces mucho, a veces poco, ante la pereza, la blandura y la comodidad.
Desde el Pecado Original nada grande puede hacerse sin esfuerzos, porque el pecado, revolviéndolo todo, lo apartó de su meta originaria. Si todo debía dirigirse a Dios, al apartarse de Dios por el pecado, ya no supo a dónde dirigirse y en su marcha errante fueron las creaturas proponiendo sus convites, sus atractivos, sus aparentes felicidades y aún lo siguen haciendo no permitiendo al hombre que vea a su Creador. Así cobra pleno entendimiento aquella frase divina del Salvador “Quien quiera venir en pos de Mi niéguese a si mismo” (S. Mateo XVI, 24). Si miramos bien la frase ella tiene dos partes. La segunda “niéguese”, que es un imperativo, una orden del Salvador y, por lo mismo, algo ineluctable, inevitable, necesario si hemos de seguirle. La primera “quien quiera venir…”, que a todas luces parece considerar la voluntad del hombre, la libertad de la creatura, la grandeza de alma del alma que la escucha.
Salvarse es un imperativo (“Quien no creyere ni se bautizare se condenará”, S. Marcos XVI, 16).
Seguir a Dios de más cerca, breve, servirlo, no siempre es una orden sinó que, las más de las veces es una invitación.
Dirán algunos: - Si es invitación, la invitación no es obligación.
Contestemos con una frase del Divino Salvador. Cuando Nuestro Señor terminó su sermón sobre el Pan Vivo bajado del Cielo (S. Juan VI, 58) muchísimos de sus oyentes le dejaron, tanto es así que vuelto a sus discípulos les dijo estas palabras: “¿Acaso también vosotros queréis iros?” (S. Juan VI, 67). La pregunta del Rey de los Mártires no expresaba una orden pero ¿Acaso no expresaba su voluntad, lo que Él quería y ansiaba, la más ardorosa voluntad de que sus discípulos no le fallaran? Que lo niegue quien quiera ser blasfemo.
Cuando los hijos del Zebedeo fueron con su madre a pedir a Nuestro Señor sentarse cerca suyo en su reino, Cristo les mandó algo o sólo preguntó: “¿Podéis beber el Cáliz que Yo he de beber?” (S. Mateo XX, 22).
¿Qué contestaron ellos?: “Possumus!” “¡Podemos!”.
No es lo mismo que decir ¿Os atrevéis, y esperar justamente ese atrevimiento, ese valor y esa entrega?
Con ese argumento falacioso de que la invitación no obliga, más de uno faltó a las Bodas del Cordero.
Si la Patria estuviera en guerra, (y quizás lo está) y una guerra terrible, cruenta, generalizada ¿Podría decirse “si me convocan voy”?
Es cierto que Dios invita “He aquí que estoy a la puerta y golpeo, si alguien quisiera abrirme la puerta entraré a él y cenaré con él” (Apoc. III, 20); “Si quieres ser perfecto, va vende lo que tienes dalo a los pobres y sígueme” (S. Mateo XIX, 21); pero igual o más cierto es también que está esperando que lo sigan y que el convite se haga realidad sinó no hubiera puesto aquel detalle el Evangelista: “Jesús, pues, mirándole quedó prendado de él y le dijo una cosa te falta, ve vende lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, y ven y sígueme” (S. Marcos X, 21).
¿Qué lo prendó? ¿No está Dios prendado de todos?
Dos cosas lo prendaron:
- La virtud “guardé todo eso desde mi juventud” (San Marcos X, 20).
- El deseo “¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?” (S. Marcos X, 17).
“¿Qué he de hacer? Dime qué haga.” Aquí no es la virtud sinó la generosidad. Eso prenda a Dios, la grandeza de darse que ciertamente nó todos tienen, que también ciertamente fue Dios quien la puso en las almas y que espera Dios que los hombres que la tienen la usen. Por eso aquél “¿Podéis?” (S. Mateo XX, 22) a San Juan y Santiago que contestó el viril “¡Podemos!” de los Santos.
El servicio de Dios no depende de lo que cada quien necesita sinó de lo que Dios quiere y necesita para las almas. Si uno piensa en si mismo nunca se le hará atractiva la guerra. Es más, la guerra no es atractiva ni lo será nunca. Pero cuando ella es una necesidad imperiosa, cuando principios superiores están en juego, cuando los intereses propios son nada comparados a los de la Patria o los de la Santa Iglesia, entonces sería mezquindad y mezquindad grave el querer ocuparse sólo de lo propio esperando que aparezcan valientes desde otra parte para defender lo nuestro. Nada es tan nuestro como nuestra Fe, nuestra Religión o nuestra Patria.
La gente piensa que no es grave que destruyan la Fe, la Iglesia, la Religión. Fe, Iglesia y Religión no son conceptos sinó realidades que sí expresan los conceptos y los términos que usamos; Jesucristo nuestro Señor fundó a la Santa Iglesia, estableció nuestra Religión, nos enseñó la Fe, murió para refrendar todo eso con su Sangre de valor infinito. ¿Estimaríamos poca cosa lo que Él valuó al precio de su Vida? Malos negociantes seríamos pagando mucho lo poco y poco lo mucho, estimando lo que Dios desprecia y despreciando lo que Él quiere y espera. Sin embargo, así van los hombres desde la expulsión del Paraíso Terrenal con sus cortejos de ambiciones y placeres. Pareciera como si Dios y su Hijo y el Cielo todo no merecieran lo que una esposa, aún buena, o una meretriz barata. Todos quieren para si el amor que sienten merecer y que no son capaces de brindar a Dios.

¿Por qué los hombres no dan la vida a Dios?
Ya lo contestó nuestro Señor (S. Lucas XIV, 15 y ss.) en aquella parábola de los fallidos invitados a la gran Cena. Tres fueron las razones para no asistir, tres las que esgrimen los hombres para no servir a Dios: “Villam emi, juga boum emi quinque, uxorem duxi”, a saber “compré un terreno (un lugar, una casa), compré cinco yuntas de bueyes, me casé o voy a casarme”.
O son las propiedades; o lo que uno pone en ellas (desde el auto hasta el título profesional; las comodidades, lo placentero, el dinero y lo que él consigue); o las mujeres, y esto, desde un dignísimo matrimonio cristiano hasta las peores infamias.
Lo mismo entendió San Juan, el discípulo que más conoció el Corazón de Cristo, al decir con toda claridad (I S. Juan II, 16): “Todo lo que está en el mundo es concupiscencia de la carne (los placeres), concupiscencia de los ojos (las vanidades) y soberbia de la vida (el afán de poder, de mandar, de decidir) que no es del Padre sinó del mundo. El mundo pasa y su concupiscencia. Quien hace, en cambio, la voluntad de Dios permanece para siempre”.
Van corriendo los hombres en pos de lo que pasa y abandonando lo que permanece. ¿Por qué? Por el atractivo de los bienes inmediatos reales o aparentes. No mira el hombre la eternidad sinó la temporalidad en la que parece sumergido, por eso prefiere el placer cercano o el goce contemporáneo; por eso mira la belleza que se le cruza en el camino y no piensa en la esposa o en los hijos que le aguardan; por eso las cautiva más la vanidad de querer ser siempre jóvenes y atractivas en vez de pensar en ser buenas y salvarse.
Faltan todavía un par de razones que antes no valían mucho porque el mundo era cristiano: El respeto humano y las ideas falaces.

El respeto humano.
Antes la gente miraba bien que alguien fuera Monje, Sacerdote o Religioso. Es más, en una época fue ideal de las familias patricias tener un hijo militar y uno sacerdote. Hoy la gente, al menos muchos, miran al sacerdote y al hombre de armas con desdén, con desprecio o con indiferencia, fruto sin duda de una propaganda irreligiosa y antipatriótica que ya es de vieja data; y de tantos escándalos y malos ejemplos que el clero viene dando desde hace varias décadas. El clero quiso casarse con el mundo, con sus ideas y costumbres y lo logró pero al precio de los desórdenes y las inmoralidades y sin lograr convertirlo. El clero se hizo mundano sin que el mundo fuera cristiano. Era evidentísimo, no se es sacerdote para hablar, vivir y vestir como lo hacen los hombres del mundo; se es sacerdote para enseñar virtudes, erradicar vicios, señalar errores, enseñar la verdad, dar, y esto sobre todo, el ejemplo de una vida íntegra que plasma en la conducta lo que enseñan los sermones. “Todo el mundo está asentado en el Maligno” (I San Juan V, 19); “No queráis amar al mundo ni aquellas cosas que hay en el mundo” (I San Juan II, 15). ¿No merecería un tal clero aquel apóstrofe del Apóstol Santiago? “Adúlteros, no sabéis que la amistad de este mundo es enemiga de Dios. Quien quiera hacerse amigo de este mundo se constituye enemigo de Dios” (Santiago IV, 4).


Las ideas falaces.
Digo yo las ideas que alguien pone en boga, que repiten otros hasta el cansancio, o las canciones, o los medios de difusión, o los malos educadores y que la gente, a veces los mismos cristianos, dicen y dicen como si fueran verdades innegables y hechos irreversibles.
“Tengo derecho a ser feliz”; “Casarse no es pecado”; Dios no pide a todos lo mismo”; “No se puede ir contra la corriente”; “La crisis es demasiado grande”; y cuántas más.
Uno no es feliz haciendo lo que quiere sinó lo que Dios quiere, sería absurdo que Dios, Sumo Bien, quisiera algo que no fuera bueno para nosotros; es más, que definitivamente debe ser lo mejor. Si la vida corta que hemos de vivir ha de juzgarse por la eternidad a alcanzar seríamos soberanamente felices haciendo lo que más nos allane el camino para el Cielo. Por cierto que casarse no es pecado sinó Nuestro Señor no hubiera bendecido con su presencia y su milagro aquella Boda de Caná, pero también es ciertísimo aquello de San Pablo: “Bien quisiera que todos fueseis como Yo” (I Cor. VII, 7).
No sólo sí se puede sinó que se debe ir contra la corriente. Las cosas no han de ser necesariamente como las quiere el mundo sinó como Dios las quiso y las pensó al crearlas, sinó todos los Mártires hubieran incensado a los dioses de aquellos Imperios moribundos.
La crisis es grande. Justamente por la maldad de algunos, por la ignorancia de muchos, por la cobardía generalizada de los que no quieren pelear un combate visiblemente desigual como el de David y Goliat o aquél de Teodosio Emperador que contestó virilmente ante la amenaza de un enemigo mucho más numeroso y antes de triunfar: “Prefiero creer en la debilidad de Cristo antes que en la fuerza de Hércules”.
Los hombres se han apocado en su Fe, al hacerlo diluyeron su vida cristiana y por eso languidecen de cobardía y comodidad.
Sobre esta tierra no hay Iglesia Católica que no sea militante. Combatir es ley cristiana en este tiempo efímero que nos toca vivir.
Piensen los hombres lo que hacen. El argumento es fácil para excusarse pero ¿Dice lo mismo la conciencia en la soledad y en el silencio? ¿Mirarán sin temor al Cristo que los juzgará los que no tuvieron tiempo para Dios?
Debe el hombre sobrepujarse a si mismo. Muchas veces el valor no es optativo sinó necesario y en estas épocas resuenan clarinadas que llaman al heroísmo ante las vejaciones que sufre la Iglesia, ante las almas que languidecen sin sacerdotes ejemplares, ante un clero mediocre y vergonzoso en el mejor de los casos.
Parece difícil. Claro que lo es, sinó no hablaríamos de valores y de entregas. Cerremos nuestros labios y detengamos nuestra pluma con aquella frase de un gran hombre y de un gran Santo: “Pudeat sub spinato capite membrum fieri delicatum” “Avergüéncese bajo una Cabeza coronada de espinas un miembro que se hace delicado” (San Bernardo).

Agosto 18 del 2009.

+ Mons. Andrés Morello.

viernes, 31 de julio de 2009

La reflexión que llevó a la victoria


“Pensarlo dos veces me ayudó a elegir mejor”, “considerarlo con detenimiento me dejó pensar en lo que decidía”, “reflexionarlo con detenimiento y apartado de toda presión me dio la mejor parte”.

Esto con frecuencia sucede en la vida diaria y en nuestros negocios y transacciones económicas; además la reflexión y consideración de lo que debía estudiar para ganarme el sustento el día de mañana, de aquello que iba de acuerdo a mi inclinación, de aquello para lo que soy más hábil, de aquello que es mi vocación, me permitió desarrollarme y hacer mi trabajo con gusto. ¡Que decisión feliz la del que trabaja con gusto porque eligió adecuadamente! Pero si esto vale para las cosas materiales ¡Cómo no decirlo y con mayor certidumbre sobre nuestro último fin de la vida, sobre lo bienes espirituales que nos deben dar la felicidad eterna!
Muchos han sido prudentes y se han tomado tiempo para reflexionar, para pesar el porqué de su vida, para recordar que no han sido creados para esta vida, que ella no es suficiente para llenar su deseo natural de felicidad eterna, que esa felicidad no se puede alcanzar aquí suficientemente sino que deben preparar su futuro en esa vida que no termina. A estos hombres los llamamos santos, porque han aprehendido como allanar el camino, como llegar debidamente a su último fin.
Un ejemplo.

San Ignacio de Loyola

Fue un soldado por vocación, entregado en su juventud con todas sus facultades, a las batallas temporales. Pero si bien esa era su inclinación natural, eso era lo que le llenaba espíritu, debía reflexionar todavía sobre aquel fin a que todos debemos llegar. La oportunidad se la dio la Providencia Divina en su oficio de soldado. Una herida en la batalla de Pamplona en el año 1521, peleando contra los franceses, le obligó a quedarse en cama tras una grave herida, en las dos piernas, provocada por la bala de un cañón.

Pasando muchos días en este estado y para evitar el fastidio de la espera pidió libros de caballería, como solía leer, que no encontrándose en casa le obligaron a leer la vida de Nuestro Señor Jesucristo y la vida de los Santos o Flos Sanctorum. La lectura reflexionada sobre estos libros poco a poco fue descubriendo en él y en sus espíritu guerrero y generoso su verdadera vocación.

Sí, debía alistarse en un ejercito que le llevara a la verdadera victoria, que le alcanzara el Cielo.

Y aquellos días de dolor y reflexión le llevaron a tomar la decisión de gloria. Fue un heroe de las batallas de eternidad. Hoy lo veneramos en los altares, porque supo elegir a su capitán, Jesucristo, supo ser soldado fiel y “combatir el buen combate” de la Fe al frente de la caballería ligera que él fundó para el servicio de Dios, la Compañía de Jesús.

¡Feliz reflexión, Feliz determinación, para la Mayor Gloria de Dios, y la salvación de muchas almas! Dios permita que sea este el tiempo de nuestra reflexión y nuestra buena elección, siguiendo estos ejemplos y pensando en el futuro que Dios nos tiene prometido.


¡Ave Maria Purísima!


R.P. Esquives.

sábado, 4 de julio de 2009

San Juan María Bautista Vianney "El Santo Cura de Ars"


San Juan Maria Bautista Vianney 1786 - 1859
Fiesta 9 de Agosto
Patrón de los sacerdotes.
Ejemplo de virtud, confesor, promotor de la Eucaristía y de la devoción Mariana



INTRODUCCION

En el siglo pasado, Ars, una pequeña villa francesa fue por muchos años el hogar de la vida religiosa de todo el país. Entre el año de 1818 y el 1859, su nombre estuvo en los labios de miles de personas, y tan grande era la afluencia de peregrinos, que la compañía de trenes que servía el distrito, tuvo que abrir una oficina especial en la ciudad de Lyons, para poder lidiar con el tráfico entre esta gran ciudad y el pequeño pueblo de Ars. ¿El causante de todo esto?, un sencillo y sin embargo incomparable sacerdote, de quien hablaremos brevemente en esta historia: San Juan Bautista Vianney.

Nació cerca de Lyon el año 1786. Tuvo que superar muchas dificultades para llegar por fin a ordenarse sacerdote. Se le confió la parroquia de Ars, en la diócesis de Belley, y el santo, con una activa predicación, con la mortificación, la oración y la caridad, la gobernó, y promovió de un modo admirable su adelanto espiritual. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía que los fieles acudiesen a él de todas partes, para escuchar sus santos consejos. Murió el año 1859.


INFANCIA

San Juan Bautista Vianney nació el 8 de Mayo de 1786 y fue Bautizado el mismo día. Era el cuarto de ocho hermanos. Como muchos otros santos, nuestro santo disfrutó de la preciosa ventaja de haber nacido de padres verdaderamente cristianos.

Su padre era el dueño de una finca y su madre era nativa del pueblo de Ecully, el cual como Dardilly, el lugar donde nació el santo, estaban cerca de la ciudad de Lyons.

Sería un error contemplar a la familia Vianney como ignorantes . Sin duda alguna ambos padres y los niños pasaban días arduos en los campos y viñedos, pero la conciencia de que por varios siglos esta tierra había pertenecido a los Vianneys , inspiraba a la familia con un legítimo orgullo y disfrutaban de la estima de todos aquellos que les conocían.

La amabilidad hacia los pobres y necesitados era una virtud familiar; ningún mendigo fue nunca arrojado de sus puertas. Así fue como un día fueron privilegiados de dar hospitalidad a San Benito Labre, cuando el patrono de los mendigos pasó por el pueblo de Dardilly en uno de sus peregrinajes a Roma.

Desde muy niño sus padres lo llevaban a los campos, donde aprendió a ser pastor y, cuando era mayorcito se iba a cuidar los rebaños. El campo era su lugar preferido, las flores, los árboles, toda la naturaleza le hablaba de Dios, en quien encontraba el descanso de su corazón.

Con frecuencia se iba bajo la sombra de un árbol grande y allí, hacía como un pequeño altar donde ponía la imagen de la Virgen Santísima, que siempre llevaba y llevaría toda su vida junto a él; y a los pies de la Madre, descargaba su corazón con la confianza de un niño pequeño.

En otras ocasiones llamaría a sus otros compañeros pastores y les compartiría las cosas del Señor que aprendía de su mamá, siendo éstas sus primeras clases de catecismo que luego, diariamente compartiría con los habitantes de Ars, siendo este uno de sus mas grandes ministerios como sacerdote. Tenía la costumbre de hacer la señal de la cruz, cada vez que sonaba el reloj.

Francia en esta época de 1790, estaba pasando una gran crisis -La Revolución Francesa- que con el pretexto de implantar "Libertad, igualdad y fraternidad" desató una masiva persecución que llevó a la guillotina a muchos hombres y mujeres, incluyendo a muchos sacerdotes y religiosas.

Los sacerdotes tenían que disfrazarse, cambiando constantemente de domicilio, para poder ministrar al pueblo de Dios, que permanecía fiel. Entre estos sacerdotes se encuentran dos que serán muy importantes en la vocación de San Juan: el Padre Balley y el Padre Groboz, quienes trabajaban ambos en Ecculy. Uno hacía de panadero y el otro de cocinero.

Es en este tiempo en el que Juan Bautista hace su Primera Comunión en Ecully, en la casa de su mamá. Buscando no llamar la atención de las autoridades, trajeron carros de heno y los pusieron frente a las ventanas y comenzaron a descargarlos durante la ceremonia para evitar conflicto. Juan Bautista tenía 13 años, y aún siendo tan mayorsito lágrimas corrieron por sus mejillas al recibir al Señor, y durante toda su vida hablará siempre de este día y atesoraría el rosario que su madre le regaló en esta ocasión.

ESTUDIANTE

Al subir al poder Napoleón Bonaparte, gradualmente, la Iglesia obtuvo cierta libertad.

Por corto tiempo Juan Bautista asistió a una escuela de su pueblo, pero ahora que estaba creciendo, cada vez más los campos exigían de su trabajo. Fue en estas largas horas de faena en las que su convicción de ser sacerdote creció en su mente. Se decía: "Si soy sacerdote podría ganar muchas almas para Dios", y este pensamiento lo compartía con su madre, en quien encontraba apoyo, pero su padre le dio gran lucha. Tuvieron que pasar dos años para que el padre aceptase las aspiraciones de su hijo de ser sacerdote.

El Arzobispo de Lyons, quien era tío de Napoleón, sabía que su primer deber era buscar candidatos para el sacerdocio y así cada parroquia fue instruida para que se iniciase una campaña para promover las vocaciones al sacerdocio. El Padre Balley, párroco de Ecully, abrió en la rectoría una pequeña escuela para formar aquellos jóvenes que sintiesen la vocación. Era la oportunidad para Juan Bautista; podía ir a la escuela del Padre Balley y quedarse en la casa de su tía. Hasta su padre vio las ventajas de esta oportunidad y le dio el permiso para irse. Juan Bautista tenía 20 años.

Muchos dicen que era torpe. Sin embargo no puede haber algo mas lejos de la realidad. Su juicio nunca estuvo errado, pero su memoria era pobre. El mismo decía : "Que no podía guardar nada en su mala cabeza".

Al ver que le era tan difícil retener especialmente la gramática del Latín, en un momento de desesperación casi se regresa a su casa, pero felizmente el Padre Balley captó el peligro en el que se hallaba su estudiante, y le pidió hiciese un peregrinaje al Santuario de San Francisco Regis, en Louvesc. El peregrinaje logró un cambio en él , lo que hizo que su progreso fuese por lo menos lo suficiente para salvarlo del sentimiento de desaliento que casi logra apartarlo de sus estudios.

DESERTOR INVOLUNTARIO

El apetito de poder de Napoleón era insaciable. Se había lanzado a la conquista de Europa, lo que provocó que muchos muriesen en su ejército. La falta de soldados lo llevó a reclutar más aun y en el 1806 la clase de Juan Bautista fue llamada a enlistarse. Pasaron dos años, pero en el otoño de 1809, Juan Bautista, a pesar de estar exento por ser seminarista, fue llamado para el ejército. Parece que el nombre de nuestro santo no estaba escrito en las listas oficiales de los estudiantes de la Iglesia que las diócesis proveían a las autoridades. El joven Vianney fue mandado a los regimientos de España. Sus padres trataron de encontrar un substituto y por la suma de 3,000 francos un joven se voluntarizó para ir en su lugar pero se arrepintió al último minuto.

El 26 de Octubre Juan Bautista entró en las barracas de Lyons solo para enfermarse. De aquí lo enviaron al hospital de Roanne donde la enfermera encargada lo ayudó a volver a tener el aspecto de buena salud. Enero 6, 1810, Juan Bautista dejó el hospital, para encontrarse con la noticia de que su compañía se había marchado hacía mucho tiempo. Solo quedaba el tratar de alcanzarles.

El invierno era recio y una fiebre altísima lo atacó lo que provocó que muy pronto no pudiese seguir avanzando. Entrando, en un cobertizo que le dio cobijo, se sentó sobre su bolsa y comenzó a rezar el Rosario. Dijo tiempo después que "Quizás nunca lo recé con tanta confianza". De pronto un extraño se le presentó frente a él y le preguntó: "¿qué estás haciendo aquí?". Juan Bautista le contó lo que le había pasado y desde ese momento el extraño cargó su pesada bolsa y le dijo que le siguiese. Llegaron a la casa de un labrador y allí estuvo por varios días hasta que se le pasó la fiebre. Mientras estaba en cama por primera vez pasó por su mente la realidad de que sin haber sido culpa suya, el era ahora un desertor.

Conocía al Mayor Paul Fayot, quién se dedicaba a esconder desertores y acudió a el, pero no tenía lugar y le recomendó quedarse en la casa de su prima Caludine Fayot, una viuda con cuatro niños. Desde ese momento Vianney adoptó el nombre de Jerome Vincent. Bajo ese nombre llegó hasta abrir una escuela para los niños de la villa.

En el 1810 un decreto imperial concedió amnistía a todos los desertores de los años 1806 a 1810. Juan Bautista estaba cubierto por este decreto así que era libre de regresar a casa y terminar sus estudios. La Divina Providencia y la asistencia de la Virgen lo habían salvado.

Su madre murió poco después de esta feliz reunión. Ahora tenía 24 años y el tiempo apremiaba. El 28 de Mayo de 1811 recibió la tonsura. El Padre Balley, viendo esencial que fuese a tomar estudios regulares lo mandó al Seminario Menor de Verrieres. Aquí el joven Vianney sufrió y tuvo gran faena, pero nunca brilló como un filósofo.

DIFICULTAD CON LOS ESTUDIOS

En Octubre 1813, entró en el Seminario Mayor de Lyons. Su inadecuado conocimiento del latín le hizo imposible captar lo que los profesores decían o responder a las preguntas que le eran hechas. Al final de su primer término le pidieron que se marchara, y su dolor y desaliento eran inmensos. Por algún tiempo pensó en irse a una de tantas congregaciones de hermanos religiosos; sin embargo una vez más el Padre Balley vino en su rescate y sus estudios le fueron dados en privado en Ecully. Pero no pasó el examen previo a la ordenación. Un examen privado en la rectoría de Ecully probó ser más satisfactorio y fue tomado como suficiente, siendo juzgadas justamente sus cualidades morales que sobrepasaban cualquier falta académica.

En Agosto 13, 1815, Juan Bautista Vianney fue elevado al sacerdocio, a esa inefable dignidad de la que tan frecuentemente hablaba diciendo: "El Sacerdote solo será entendido en el cielo"; tenía 29 años de edad.

Su primera Misa la dijo en la capilla de Seminario en Grenoble.

En su regreso a Ecculy la copa de felicidad rebosó cuando se enteró que sería ayudante de su santo amigo y maestro, el Padre Balley. Pero las autoridades diocesanas determinaron que por un tiempo, el que luego pasaría gran parte de su vida en un confesionario, no debía tener las facultades para confesar. Mas tarde, el Padre Balley habló con las autoridades eclesiásticas y el fue su primer penitente.

Su hermana Margarita decía: "él no predicaba muy bien todavía, pero la gente acudía en masa cuando le tocaba a él predicar".

En Diciembre 17, 1817, murió en sus brazos su querido amigo el Padre Balley, a quien lloró como si hubiese sido su padre. El, que era tan desprendido de las cosas materiales, hasta el fin de su vida tendría un pequeño espejo de mano que perteneció a su maestro y padre, porque él decía que "Había reflejado su rostro". Poco tiempo de la muerte del Padre Balley, M. Vianney fue asignado al pueblo de Ars, un pequeño y aislado pueblo donde se pensó que sus limitaciones intelectuales no podrían hacer mucho daño..

PÁRROCO DE ARS: 1818-1859

El pueblecito de Ars se encuentra en una planicie ondulada, que tiene en su centro una pequeña colina donde se encuentra la Iglesia, sirviéndole como de plataforma. En el 1815 consistía de unas 40 casas. Su iglesia estaba extremadamente dañada y de igual condición estaba la rectoría, que se encontraba a un lado del valle.

En los círculos clericales, Ars era mirado como un tipo de Siberia. El distrito era torpe, la desolación espiritual era aún mayor que la material. En los primeros días de Febrero de 1818, que el Abbe Vianney recibió la notificación oficial de su traslado a Ars. El Vicario General le dijo: "No hay mucho amor en esa parroquia, tu le infundirás un poco". El 9 de febrero, M. Vianney se dirigió hacia el lugar que sería por los siguientes 41 años el lugar de su sorprendente y sin precedente actividad. Caminó 38 Km. desde Ecully hasta Ars. Le seguían en un carretón una cama de madera, un poco de ropa y los libros que le dejó el Padre Balley. Cuando pudo divisar la pequeña villa, hizo un comentario de su pequeñez y al mismo tiempo hizo una profecía: "La parroquia no será capaz de contener a las multitudes que vendrán hacia aquí".

Los habitantes del pueblo en su mayoría buscaban los placeres del mundo y no tenían mucha fe, aunque quedaba un pequeño núcleo de personas que permanecían fervorosas, entre las cuales estaba la señora de la casa más grande de Ars, Mlle. des Garets, quien dividía su tiempo entre la oración y las obras de caridad.

Al llegar, su primera preocupación era la de establecer contacto con su rebaño. Visitó cada casa de la parroquia. En estos primeros días todavía encontraba tiempo para caminar por las praderas, con su breviario (libro de oración) en las manos, y su sombrero de tres esquinas debajo de su brazo, ya que rara vez se lo ponía. Para ganar la amistad de los habitantes les hablaba del estado de las cosechas, del tiempo, de sus familias etc.

Sobre todo el oraba y añadía a la oración las más austeras penitencias. Hizo sus propios instrumentos de penitencia. Su cama era el piso ya que la cama que trajo de Ecculy la regaló.

Pasaría sin comer varios días. Hasta el 1827 no había nadie que hiciese las labores domésticas en la rectoría. Su plato principal eran papas y en ocasiones hervía un huevo. Hubo una ocasión en la que trató de vivir de hierba, pero luego confesó que tal dieta era imposible.

El decía: "El demonio no le teme tanto a la disciplina y a las camisas de pelo; lo que realmente teme es a la reducción de comida, bebida y sueño".

El Santo Cura gozaba de la belleza de las praderas y los árboles, pero amaba mucho más la belleza de la Casa de Dios y las solemnidades de la Iglesia. Empezó por comprar un altar nuevo, con sus propios ahorros, y el mismo pintó el trabajo de madera con el que las paredes estaban adornadas.

Se hizo el propósito de restaurar y dar mayor esplendor a lo que el llamaba: "Los muebles de la Casa de Dios". Para el Señor compró lo mejor en encajes , telas, tejidos para hacer las vestimentas sacerdotales, que aun se pueden admirar en Ars.

TRABAJO PASTORAL

La secuela más desastrosa de la revolución era la ignorancia religiosa de las personas. El santo cura resolvió hacer todo lo posible para remediar el estado deplorable de los corazones.

Sin embargo sus sermones e instrucciones le costaban un dolor enorme: su memoria no le permitía retener, así que pasaba noches enteras en la pequeña sacristía, en la composición y memorización de sus sermones de Domingo; en muchas ocasiones trabajaba 7 horas corridas en sus sermones.

Un parroquiano le preguntó una vez, porqué cuando predicaba hablaba tan alto y cuando oraba tan bajo, y él le dijo: "Ah, cuando predico le hablo a personas que están aparentemente sordas o dormidas, pero en oración le hablo a Dios que no es sordo" .

Los niños le daban aún más lástima que los adultos y comenzó a agruparlos en la rectoría y luego en la iglesia, tan temprano como las 6 de la mañana, porque en el campo el trabajo se inicia al amanecer. Era bien disciplinado y les demandaba que se supiesen el catecismo palabra por palabra.

En esos días la profanación del Domingo era común y los hombres pasaban la mañana trabajando en el campo y las tardes y noches en los bailes o en las tabernas. San Juan luchó en contra de estos males con gran vehemencia.

"La taberna, declaró el santo en uno de sus sermones, es la tienda del demonio, el mercado donde las almas se pierden, donde se rompe la armonía familiar, donde comienzan las peleas y los asesinatos se cometen. En cuanto a los dueños de las tabernas, el demonio no les molesta tanto, sino que los desprecia y les escupe".

Tan grande fue la influencia del Cura de Ars, que llegó una época donde toda taberna de Ars tuvo que cerrar sus puertas por la falta de personas. En tiempos subsecuentes, modestos hoteles se abrieron para acomodar a los extraños, y a estos el Santo Cura no se opuso.

Con mucho más ahínco se propuso eliminar la costumbre de los bailes como distracción, porque bien sabía que eran fuente de caer en pecado grave. Para esto, revivió la costumbre de rezar las Vísperas del Domingo. Era tan estricto en contra de esto que hasta llegaba a negar la absolución a las personas que no desistían de tal costumbre.

Por esta razón se ganó muchos enemigos, que decían grandes calumnias en su contra sin embargo él las tomaba ligeramente y no ponía su corazón en esto.

TRIUNFO

Pasaron dos años cuando llegó la noticia de que M. Vianney sería el Cura de Salles, en Beaujolais. Todo el pueblo de Ars estaba consternado con la noticia. Una señora de Ars, en una carta, habló de estrangular al Vicario General.

Para asegurar su futuro, el pueblo pidió que su villa fuese erigida en parroquia regular y que su párroco fuese el Cura de Ars. El Padre Vianney fue puesto como párroco, ya que hasta ese momento solo había sido capellán (los capellanes son mas faciles de trasladar que los párrocos).

Ese mismo año el Santo Cura de Ars inició los trabajos en la Iglesia. Se construyó una torre, y varias capillas laterales, entre ellas una dedicada a la Santísima Virgen, donde por 40 años todos los sábados diría Misa el santo cura. La Iglesia fue además enriquecida con muchas estatuas y cuadros.

Quería tener buenas escuelas en el pueblo y para comenzar abrió una escuela gratis para niñas a la que llamó "Providencia". Desde 1827 recibió como internas solo a niñas destituidas. Para ellas tenía que encontrar comida y más de una vez intervino el Señor milagrosamente, multiplicando el grano o la harina. Durante 20 años iba todos los días a cenar a esta casa.

Después de 2 años y medio, el Domingo se respetaba como el día del Señor. Todo el pueblo iba a Vísperas. El Cura de Ars amaba las ceremonias de la Iglesia. Personalmente entrenaba a sus servidores del altar. Su fiesta favorita era Corpus Christi. En este día dejaba un poco el confesionario e iba por el pueblo admirando las decoraciones; él mismo llevaba el Santísimo.

El último día de esta fiesta que celebró fue 40 días antes de su muerte y sin el saberlo el mayor del pueblo contrató una banda de música. Al primer sonido de la música se estremeció nuestro santo de alegría, y cuando todo hubo terminado no encontraba palabras suficientes para agradecer este regalo para el Señor.

Su tierno amor por la Virgen Santísima lo movió a consagrar su Parroquia a la Reina del Cielo. Sobre la entrada de la pequeña Iglesia puso una estatua de la Virgen que aún se encuentra en el mismo lugar.

Cuando el Papa Pío IX definió el Dogma de la Inmaculada Concepción, nuestro santo pidió a los habitantes del pueblo que iluminasen sus casas de noche, y las campanas de la iglesia resonaron por horas de horas. Al ver esta luminosidad desde los pueblos cercanos, pensaron que el pueblo estaba en llamas, y acudieron a apagar el supuesto fuego. Hasta el día de hoy existe un sombrero de plata cerca de la estatua de la Virgen donde están escritos los nombres de todos los parroquianos de Ars.

ATACADO POR LAS FUERZAS DEL INFIERNO

Era de esperarse que un triunfo tan grande de la religión así como la santidad del instrumento que Dios usó con este fin, trajese la furia del infierno. Por un periodo de 35 años el santo Cura de Ars fue asaltado y molestado, de una manera física y tangible, por el demonio.

La ocupación ordinaria del demonio, permitida por Dios hacia nosotros, es la tentación. El demonio también puede asechar las almas de diversas maneras.

a) Asedio: acción extraordinaria del demonio, cuando busca aterrorizar por medio de apariciones horribles o por medio de ruidos.

b) La Obsesión: va más allá. Puede ser externa cuando el demonio actúa en los sentidos externos del cuerpo o interna cuando influencia la imaginación o la memoria.

c) Posesión: cuando el demonio toma control de todo el organismo.

El Cura de Ars sufrió de la primera, asedio. Los ataques del demonio comenzaron en el invierno de 1824. Ruidos horribles y gritos estrepitosos se oían fuera de la puerta del presbíterio, viniendo aparentemente del pequeño jardín de enfrente. Al principio el Padre Vianney pensó que eran salteadores que venían a robar, y a la siguiente noche le pidió a un señor que se quedase con él. Después de medianoche se comenzó a escuchar grandes ruidos y golpes contra la puerta de enfrente, parecía como si varios carros pesados estaban siendo llevados por los cuartos. El señor André buscó su pistola, miró por la ventana, pero no vio nada, solo la luz de la luna. Decía: "por 15 minutos la casa retembló y mis piernas también", nunca más quiso quedarse en la casa.

Esto ocurría casi todas las noches. Aún ocurría cuando el santo cura no estaba en el pueblo. Una mañana el demonio incendió su cama. El santo se disponía a revestirse para la Santa Misa cuando se oyó el grito de "fuego, fuego". El solo le dio las llaves del cuarto a aquellos que iban a apagar el fuego. Sabía que el demonio quería parar la Santa Misa y no se lo permitió.

Lo único que dijo fue "El villano, al no poder atrapar al pájaro le prende fuego a su jaula". Hasta el día de hoy los peregrinos pueden ver, sobre la cabecera de la cama, un cuadro con su cristal con las marcas de las llamas de fuego.

El demonio por espacio de horas haría ruidos como de cristal, o silbidos o ruidos de caballo y hasta gritaba debajo de la ventana del santo: "Vianney, Vianney, come papas".

El propósito de todo esto era el de no dejar dormir al Santo Cura para que se cansara y no pudiese estar horas en el confesionario, donde le arrancaba muchas almas de sus garras. Pero para el 1845 estos ataques cesaron casi por completo. La constancia de nuestro santo ante estas pruebas fue recompensada por el Señor con un poder extraordinario que le concedió de expulsar demonios de las personas poseídas.

El santo sacerdote se puede decir que pasó su vida en una continua batalla con el pecado a través de su trabajo en el confesionario. El gran milagro de Ars era el confesionario.

Miles de personas acudían al pueblo de Ars para ver al Santo Cura, pero especialmente para confesarse con él.

PEREGRINACIONES A ARS

La afluencia de peregrinos se inició en el año 1827. A partir del 1828 el Santo Cura no podía irse ni siquiera por un día.

Sin embargo, no fue exento de críticas y su práctica y amor por los pobres se le atribuyó a avaricia. Algunos críticos decían que podían ver en él rasgos de hipocresía o un deseo secreto de sobresalir. Su mansedumbre y humildad terminaron por vencer sobre sus críticos.

En una ocasión cuando su competencia profesional fue puesta en duda por algunos de sus hermanos sacerdotes, el obispo de la diócesis mandó a su Vicario General para que averiguase y diese un reporte sobre el asunto. El reporte recibido por el obispo fue más que favorable. Aquello sirvió para que quedase constancia de su vida. Se puede decir que el confesionario era su morada habitual, pasaba de 11 a 12 horas en el confesionario.

El cúlmen de los peregrinajes se alcanzó en 1845, llegaban de 300 a 400 visitantes todos los días. En el último año de la vida del Santo Cura el número de peregrinos alcanzó el asombroso número de 100 a 120 mil personas.

Ningún ministerio sacerdotal es tan agotador para la carne y el espíritu como el estar sentado en el confesionario.

Solo Dios sabe los milagros de gracia ocurridos en ese confesionario, que hasta hoy se mantiene en pie, en el mismo lugar dónde el lo puso, en la capilla de Santa Catalina, o en la sacristía donde usualmente escuchaba las confesiones. En su manera de lidiar con las almas era infinitamente gentil y al mismo tiempo decía la verdad que el alma necesitaba escuchar para su bien. Sus exhortaciones eran breves y dirigidas al punto necesario.

El cura de Ars tenía también el don de profecía. En mayo 14 de 1854, el Obispo de Ullathorne llamó a nuestro santo y le pidió que orase por Inglaterra. El Obispo de Birmingham cuenta que el hombre de Dios dijo, con convicción extraordinaria: "Monseigneur, creo que la Iglesia en Inglaterra será restaurada a su esplendor".

También tenía una gran devoción a Santa Filomena. La llamaba "mi agente con Dios". Le construyó una capilla en su honor y también un santuario. (Vea su conección con las apariciones de La Salette

En una ocasión cayó tan enfermo, que parecía ser su final y prometió a la santa ofrecer 100 misas en su honor en su santuario. Cuando la primera Misa estaba siendo ofrecida, entró en éxtasis, durante el cual se le escuchaba murmurar: "Filomena", repetidas veces. Cuando salió de su éxtasis exclamó: "estoy sanado" , y le atribuyó su sanación a Santa Filomena

HUIDA DE ARS

Una tentación le persiguió casi por toda su vida en Ars, y esta era el deseo de la soledad. Con toda sinceridad, M. Vianney se sentía incapaz para su oficio en Ars. El año anterior a su muerte le dijo a un misionero: "Tú no sabes lo que es pasar del cura de almas al tribunal de Dios". En el 1851 le rogó a su obispo que lo dejase renunciar. En tres ocasiones llegó hasta irse del pueblo, pero siempre regresó.

CONSUMACIÓN

Pasaron 41 años desde el primer día en el que el Cura llegó a Ars, fueron años de actividad indescriptible. Después de 1858 decía con frecuencia: "Ya nos vamos; debemos morir; y muy pronto". No cabe duda de que él sabía que su fin estaba cerca. En Julio de 1859, una señora muy devota de San Etienne vino para confesarse. Cuando se despedía de él le dijo: "Nos veremos de nuevo en tres semanas", ambos murieron en ese tiempo, y se encontraron en un mundo mucho más feliz.

El mes de Julio de 1859 fue extremadamente caluroso, los peregrinos se desmayaban en grandes cantidades, pero el santo permanecía en el confesionario. El viernes 29 de Julio, fue el último en el que apareció en la iglesia. Esa mañana entró en el confesionario como a la 1:00 a.m. Pero después de haberse desmayado en varias ocasiones, le pidieron que descansara. A la 11:00 dio catecismo por última vez. Esa noche con mucha dificultad pudo arrastrarse hasta su cuarto. Uno de los Hermanos Cristianos le ayudó a subirse a su cama, pero el santo le pidió que le dejase solo.

Una hora después de medianoche, aproximadamente, pidió ayuda: "Es mi pobre fin, llamen a mi confesor". La enfermedad progresó rápidamente. En la tarde del 2 de Agosto recibió los últimos sacramentos: "Qué bueno es Dios; cuando ya nosotros no podemos ir más hacia El, El viene a nosotros" .

Veinte sacerdotes con velas encendidas escoltaron al Santísimo Sacramento, pero el calor era tan sofocante que tuvieron que apagarlas. Con lágrimas en los ojos dijo: "Oh, que triste es recibir la Comunión por última vez".

Juan VianneyEn la noche del 3 de Agosto llegó su obispo. El santo lo reconoció pero no pudo decir palabra alguna. Hacia la medianoche el fin era inminente. A las 2:00 a.m. del Sábado 4 de Agosto de 1859, cuando una tormenta azotaba el pueblo de Ars, el Obispo M.Monnin leía estas palabras: "Que los santos ángeles de Dios vengan a su encuentro y lo conduzcan a la Jerusalén celestial", el Cura de Ars encomendó su alma a Dios.

Su cuerpo permanece incorrupto en la iglesia de Ars

El 8 de Enero de 1905, el Papa Pío X, Beatificó al Cura de Ars; y en la fiesta de Pentecostés Mayo 31 de 1925, en presencia de una gran multitud, el Papa Pío XI pronunció la solemne sentencia: "Nosotros declaramos a JuanMaría Bautista Vianney que sea santo y sea inscrito en el catálogo de los santos".